Joel Cho, quien se desempeña como doctor desde hace 20 años dice que la mayoría de las veces su profesión no es como se muestra en televisión o Hollywood, ya que no muestran como los especialistas cuidan a los pacientes no solo en sus mejores momentos sino también en los peores, en los que tienen que verlos partir de este mundo.
“De todas las diferentes situaciones que enfrenté, los momentos profesionales más memorables fueron el cuidado de pacientes con enfermedades terminales”, escribió en un artículo para The Gospel Coalition.
“He estado en muchas camas con pacientes que se acercan al final de sus vidas, a veces incluso cuando respiraban por última vez. Incluso perdí la cuenta de la cantidad de certificados de defunción que llené a lo largo de los años”, agregó.
Y aunque sabe que no es el único que ha vivido estas experiencias, Cho explica que llega a destacar por ser cristiano y ejercer su carrera dentro de la ciudad menos cristiana de EE.UU, como San Francisco, California.
“Pero mi experiencia no es única entre los profesionales de mi profesión, salvo quizás que soy un cristiano que trabaja en un gran hospital en el corazón de San Francisco, ciudad conocida como la ‘metrópoli menos cristiana’ de Estados Unidos”, informó. .
“La mayoría de las personas que murieron bajo mi vigilancia no eran creyentes. Con pocas excepciones, fui el único médico cristiano en mi grupo durante la mayor parte de mi carrera”, continuó su escrito.
“Este punto de vista me colocó en una posición única para ver cómo el Evangelio proporciona recursos mucho mejores que cualquier forma humana de lidiar con la angustia existencial de la muerte”, explicó.
Reacciones inesperadas
Y contó como aborda de la manera más cuidadosa a los pacientes que están cerca de su momento final, solo un grupo pequeño de ellos se mostró interesado en la fe o en recibir a Cristo antes de ese paso, “Cuando atiendo a pacientes terminales, les pregunto si les gustaría ver a un capellán o si asisten a la iglesia. Esta es mi táctica para evaluar si tienen intereses espirituales. En este punto de mi carrera, debo haber hecho esta pregunta varios cientos de veces. Solo un puñado de pacientes dijo ‘sí’”, reveló.
El doctor dijo que muchas veces las reacciones frente a un diagnóstico de enfermedad terminal no es el esperado, lágrimas y demás, sino un desconcierto y hasta confusión que no les permite replantear como aprovechar el tiempo que les queda o como cambiar la forma en que vivirán hasta el final de sus días.
“No ven la muerte como inminente, como un llamado a evaluar su vida y cambiar. Después del shock inicial, la mayoría de los pacientes continúan viviendo el resto de sus días como de costumbre. Nunca he visto a un paciente dar marcha atrás en su filosofía de vida porque por fin ha llegado el final”, aseguró.
Y así como muchos expresan vivir al máximo dejando de lado la parte espiritual, por lo que nunca ha visto a sus pacientes determinados en retomar una relación con Dios tras ese diagnóstico, “Escuché a algunas personas decir: ‘Voy a vivir como quiero mientras sea joven, y cuando pueda, voy a tomar mi vida espiritual en serio’. Estoy seguro de que puede pasar, pero nunca lo he visto con mis pacientes”, contó.
Entonces menciona como las palabras de Salomón en Eclesiastés se vuelven reales con todos los pacientes terminales y termina siendo poco probable que busquen ahora a Dios en comparación al tiempo en que con toda libertad pudieron hacerlo y no ocurrió; pero el doctor dice que quienes se mantienen fieles a Dios y cercanos a su presencia se mantienen así hasta el día de su muerte.
Fidelidad a Dios hasta la muerte
La historia de uno de sus pacientes le sorprendió en gran manera, un hombre de mediana edad fue diagnosticado con cáncer incurable, lo halló en su habitación muy callado, estático y sin cabello, y aunque había dolor en su cuerpo, la atmósfera de la habitación estaba sumergida en absoluta paz.
“Después de hablar sobre su régimen para el dolor y los problemas médicos relacionados, le hice mi pregunta habitual: ‘¿Le gustaría ver a un capellán?’ Obtuve el habitual ‘no’. Pero esta vez por una razón diferente. Con una gran sonrisa en su rostro, respondió: ‘Dr. Cho, soy cristiano. Sé que Dios está conmigo. Estoy bien’”, recordó las palabras del paciente.
“El hombre me dijo que había estado caminando fielmente con Dios durante algún tiempo: ‘¡Y no voy a cambiar porque me estoy muriendo!’ Aunque su cuerpo físico se estaba debilitando rápidamente, y todo lo que sabía en esta vida le estaba siendo arrebatado, la esperanza de la resurrección permaneció”, contó el doctor Cho.
“Vi que la esperanza cristiana de este hombre ahora era más real para él que nunca antes. Con su permiso, puse mis manos sobre el hombre y oré por él. Así que me dieron de alta del hospital con suficientes analgésicos para controlar sus síntomas en el camino de regreso a casa. Eso fue hace muchos años. Cuando lo vea la próxima vez, sé que ya no necesitará un médico”, recordó en su relato.
Y aunque ha visto a otros creyentes de cara a la muerte con actitud desesperada, el médico agradece que Dios esté sobre las almas de su pueblo y que eso jamás cambie.
“Pero aunque la forma en que los cristianos enfrentan la muerte varía, estoy muy agradecido de que el dominio de Cristo sobre las almas de su pueblo nunca cambie. Yo les doy vida eterna, y nunca la tendrán, nadie me las puede arrebatar de la mano”, expresó.
“La mejor manera de prepararse para la muerte es caminar fielmente con Cristo, un día a la vez. Confía en él hoy como quieres confiar en él al final. Entonces, algún día, al igual que mi paciente, caminarás hacia la eternidad con el Dios fiel que te ha guiado toda tu vida”, finalizó.
FUENTE: BibliaTodo Noticias
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