Actualmente y debido a las circunstancias mundiales es necesario readaptarnos y generar equipos de trabajo más sólidos, por lo mismo es necesario replantearse la forma de actuar, definir si ser jefe es más efectivo que ser líder y viceversa, por ello escribo sobre esto para dar un breve panorama de las diferencias entre uno y otro, y en mi muy particular punto de vista por que creo que ser Líder es la mejor opción hoy en día.
¿Qué es un jefe?
Ser jefe es un rol que debe desempeñar toda persona que tiene gente a su cargo, sin importar el nivel jerárquico, es decir, independiente de si se trata de un director, un gerente, un coordinador, un supervisor, etc. El jefe tiene la responsabilidad de su propio trabajo y debe guiar a sus colaboradores en el suyo, debe lograr que se cumplan los objetivos de la organización y debe relacionarse diariamente con sus colaboradores, para ayudarlos y guiarlos en su crecimiento y desarrollo, personal y laboral.
¿Qué es un Líder?
Un líder es una persona capaz de influir en otra, su conducta o sus palabras logran incentivar a los miembros de un grupo para que trabajen en conjunto por un objetivo común.
Como ya lo mencione anteriormente, creo que en un mundo tan cambiante como el actual solo sobreviven las empresas que saben adaptarse a los cambios, y por lo mismo contar con un líder permite a las organizaciones seguir evolucionando, pues este sabe anticipar los cambios, es capaz de tomar la iniciativa, constituye una ventaja competitiva y permite que la empresa gane posiciones.
En estos tiempos se necesita de la empatía, de que las personas nos sintamos parte de algo, que seamos reconocidos por nuestra capacidad y esfuerzo, no es tiempo de estar bajo personas que lejos de hacernos sentir cómodos e integrados nos atemoricen con amenazas, con exigencias mal orientadas, que solo ordenen y no permitan que nuestras ideas fluyan, es momento de innovar, de afianzar los lazos entre todos los colaboradores de una organización, es momento de todos caminar al mismo ritmo y crecer al mismo tiempo.
El líder debe buscar el bien de la empresa, pero también el de cada uno de sus empleados. Si no fuera así, difícilmente conseguiría el respaldo del grupo, y sin este respaldo difícilmente podría alcanzar sus objetivos.
Un buen líder ha de tener la habilidad de influir en su equipo y conseguir que trabaje con motivación y entusiasmo para llevar a cabo con éxito cualquier objetivo que se proponga.
· Un buen líder es un referente para su equipo
· Su éxito se mide por los resultados y no por su popularidad
· Se distingue de los demás porque tiene visión, promueve el cambio y se anticipa al futuro.
UN LÍDER NACE, SE HACE Y SE DESHACE.
Líder que nace
Hay personas que desde la infancia demuestran una cierta facilidad para asumir roles de líder. Estas personas normalmente presentan características muy particulares como un gran carisma, confianza en sí mismos y una capacidad casi natural para aprehender y manejar el contexto que los rodea. Este tipo de personas son consideradas como Lideres natos.
Líder que se hace
Hay que tener siempre muy en cuenta que el liderazgo no es una habilidad natural. Invertir tiempo y esfuerzo en ser eso que queremos ser es lo que determinará nuestro éxito en la vida. Por supuesto, esto es completamente válido en el caso de los líderes que se hacen, quienes van formando su carácter y se van fijando metas y caminos a seguir a lo largo de su vida.
Líder que se deshace
No obstante, también hay que tener en cuenta algo muy importante. De la misma forma que el líder se hace, también se deshace. Si se pierde la conexión con el equipo, si pierde su confianza, perderá su liderazgo. Por tanto, no solo hay que desarrollarlo, sino que también hay que saber cuidarlo.
Para finalizar con este tema que es demasiado extenso y podríamos encontrar mucha información al respecto, quiero contarles que tengo la fortuna de trabajar en Fracttal una Start-up en donde las personas que nos llevan son líderes, que nos brindan confianza, nos motivan a seguir adelante y permiten nuestro crecimiento, donde todo el equipo camina en la misma dirección, en el que nuestra voz es escuchada y en la que no se nos permite quedarnos en nuestra zona de confort, sino que nos motivan a pensar y a actuar fuera de la caja, a seguir aprendiendo y siempre actuar como un equipo.
Depende de cada organización elegir la personalidad adecuada para dirigir a sus equipos, pero sin duda el futuro nos exige que se tenga más confianza en el equipo, que se aprecie más la participación de todos y que el crecimiento sea generalizado y no individualizado, es decir se necesitan más lideres y menos jefes.
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