¿Y si nos sorprende la muerte?


Heb 9:27 TODOS NOSOTROS MORIREMOS UNA SOLA VEZ, y después vendrá el juicio.

Sin duda alguna los seres humanos tenemos una característica generalizada, aunque con algunas excepciones, y es que no nos gusta sufrir.

Hemos estado atravesando una realidad que como generación no nos había tocado vivir. Nuestra fragilidad como seres humanos salió a la luz y nos concienció de lo cercanos que vivimos a la muerte.

Hemos tenido que acudir a costumbres como el uso de un tapabocas e incluso al uso de caretas protectoras que escasamente veíamos en algunos consultorios odontológicos.

Hemos escuchado cifras alarmantes de gente que murió en un solo día en países como España, Italia, Brasil, Estados Unidos, India; y cifras cercanas a los 90.000 muertos en Colombia entre contagiados y decesos con sospecha.

Hemos venido perdiendo la sensibilidad del contacto y algo como un abrazo, que al principio creíamos que no era tan grave, ahora lo vemos casi como un arma mortal.

Al principio de esta situación en el caso colombiano, las cifras de contagio eran tan mínimas que la cuarentena nos parecía una exageración, pero tal vez lo que no habíamos entendido es que esas medidas lo único que buscaban era darle tiempo al gobierno nacional y a los mandatarios regionales y locales para fortalecer las unidades de cuidados intensivos, salir al mercado internacional a comprar pruebas y llegar a puntos del país donde nunca ha habido un respirador mecánico o artificial.

Pero cuando esa etapa culminó, las cifras arrojaron resultados alarmantes, que sin duda pudieron haber sido peores sin estas medidas.

Por otro lado, aparecieron también los que en “nombre de la fe” dijeron que esto no era real y que era una conspiración, y aunque eso de la conspiración puede ser cierto, también es cierto que el virus existe.

Ahora estamos en una etapa en la que no importa la vida, sino las cifras, la meta es que bajen las muertes, no que desaparezca la enfermedad.

Se habla del autocuidado, pero cómo podemos cuidarnos cuando tenemos alrededor a gente desobediente que no estima ni su vida ni la nuestra y además, tenemos unas obligaciones de supervivencia que nos exponen diariamente.

Así que, sí estamos enfrentándonos a un problema serio que tiene un alto riesgo y es llevarnos a la muerte.

Ahora bien, ¿estamos preparados para enfrentar este momento que como ya leímos en la Palabra de Dios es un imperativo?

Y hagámonos otra pregunta: y si quien muere es alguien que amamos ¿estamos preparados para enfrentar esa pérdida?

La Biblia nos muestra historias en las que varios hombres y mujeres de Dios se enfrentaron a esta realidad, sólo en un caso hubo un comportamiento un tanto extraño que ahorita veremos, y dejaré claro que no mencionaré en este escrito el caso de Caín cuando mató a Abel, ya que no tiene sentido para este mensaje.

Abraham y Sara: (Esposos)

Gén 23:1 SARA VIVIÓ ciento veintisiete años,
Gén 23:2 Y MURIÓ en Quiriat Arbá, es decir, en la ciudad de Hebrón, en la tierra de Canaán. ABRAHAM HIZO DUELO Y LLORÓ POR ELLA.

Esta es una de esas relaciones ejemplares en la Biblia, tantos años juntos, superando cada obstáculo, muriendo a cada uno cada día con el fin de llegar a ser lo que Dios veía y quería que fueran.

Caminaron de un lado a otro por el territorio que Dios les prometió, pero sin poder posesionarse de él. Envejecieron juntos al punto que, 27 años antes de este momento ya sentían que estaban tan viejos que sólo esperaban la muerte.

Criar un hijo en la vejez y cuidarlo como el heredero de la promesa.

Pero llegó el momento de despedirse. Ella murió y Abraham tuvo que vivir otros 38 años sin su amada esposa Sara.
¿Qué hizo cuando la muerte les visitó? Hizo duelo y lloró. Después tuvo que seguir viviendo.

José y Jacob: (Hijo y Padre)

Gén 49:33 Cuando Jacob terminó de dar estas instrucciones a sus hijos, volvió a acostarse, EXHALÓ EL ÚLTIMO SUSPIRO, Y FUE A REUNIRSE CON SUS ANTEPASADOS.
Gén 50:1 Entonces JOSÉ SE ABRAZÓ AL CUERPO DE SU PADRE Y, LLORANDO, LO BESÓ.
Gén 50:10 Al llegar a la era de Hatad, que está cerca del río Jordán, hicieron grandes y solemnes lamentaciones. ALLÍ JOSÉ GUARDÓ LUTO POR SU PADRE DURANTE SIETE DÍAS.

La naturaleza dice que este es el proceso natural, los hijos ven morir a sus padres y los sepultan.

El amor de este padre por este hijo enfrentó la terrible realidad de la separación. La Biblia dice que Jacob amaba más a José porque lo había tenido en su vejez. Además, y esto desde mi óptica, José fue el primer hijo que le dio a Jacob su esposa Raquel a quien él amaba.

José fue separado de su padre cuando este tenía tan solo 17 años y Jacob empezó a vivir como si su luz se apagara al punto que desde ese día guardó luto y no permitió que se le consolara. Usted recuerda que Jacob durante mucho tiempo creyó que José estaba muerto cuando en realidad sus hermanos lo habían vendido como esclavo. Génesis 37:33-35

Todo hacía parte del plan que Dios había trazado para preservar la vida de Israel como nación y el perfecto plan para que el Mesías, o sea, Jesús, llegase por este medio.
Esta es la realidad de muchos que han sido separados de su familia. Por un secuestro, por un robo y cambio de identidad, o porque las drogas les arrebataron la dignidad, los convirtió en habitantes de calle y ahora ni ellos ni nadie saben dónde está.

Luego de años de separación, Jacob y José se encuentran, pero tiempo después la muerte les visitará y Jacob será llevado de la tierra de los vivientes.

¿Qué hizo José?
Abrazó el cuerpo de su padre, lloró, lo besó, y guardó luto por su muerte.

David y Absalón: (Padre e Hijo)

2Sa 18:33 Al oír esto, EL REY SE ESTREMECIÓ; y mientras subía al cuarto que está encima de la puerta, LLORABA y decía: “¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡OJALÁ HUBIERA MUERTO YO EN TU LUGAR! ¡Ay, Absalón, hijo mío, hijo mío!”

Este hijo se rebeló contra su padre al punto que salió a perseguirlo para matarlo.

Absalón era el tipo de hijo con muchas aspiraciones de poder, pero con un corazón torcido por la violencia, la venganza y la ausencia de Dios.

Cualquiera pensaría que tras estas características hasta su propio padre deseaba la muerte de él. Y aunque eso ha pasado en este mundo cruel y malvado, la verdad es que la naturaleza indica que por más malo que sea un hijo, sus padres sufrirán el hecho de verlo morir.

Qué hizo el rey David, se estremeció, lloró y hasta deseó ser que el muerto fuera él y no su hijo.

El Señor Jesús y Lázaro: (amigos)

Jua 11:33 Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, JESÚS SE TURBÓ Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE.
Jua 11:34 —¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron.
Jua 11:35 JESÚS LLORÓ.
Jua 11:36 —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos.

Estos ejemplos tienen una característica, el llanto es natural y propio. Es una manifestación que produce el choque emocional sumado a la sensación de pérdida.

¿POR QUÉ LLORAMOS?
La Pregunta parece ilógica y la respuesta parece lógica. Pero no lo son. Si piensas que lloramos por el que murió, estamos equivocados. Lloramos por nosotros mismos, lloramos porque nos duele, lloramos porque cuando el otro muere, una parte de nosotros muere con él.
La Biblia dice cosas muy importantes acerca de la muerte: es la paga del pecado, todos debemos morir, el que muere no vuelve a pecar, hay dos tipos de muerte, el que muere en la fe y el que muere en sus delitos y pecados, es necesario morir a este cuerpo para poder entrar en el Reino de Dios, algún día resucitaremos en un cuerpo espiritual, también es cierto que no podemos perder la sensibilidad y mucho menos criticar a quien experimenta de manera personal su duelo.
Mira lo que dice la Biblia acerca de Dios:

Sal 116:15 Al SEÑOR LE CONMUEVE PROFUNDAMENTE la muerte de sus amados. NTV

Qué hacer si la muerte visita a las personas que amamos:
1. Llore
2. Haga el duelo
3. Recuerde al Señor Jesús
4. No haga rezos, ni oraciones, ni novenas, Dios abomina el culto a los muertos.
5. Recuérdeles y hónreles en su corazón
6. Impúlsese a seguir viviendo
7. Lleve su pena y dolor con altura.
Con Amor en Jesús el Señor,

Rvdo. Nicolás Ocampo M.
Pastor

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